Saqueado el Ascensor Mariposas y el proceso de compra de los ascensores en suspenso
Obviamente la demora en el proceso de la compra de los ascensores privados y el abandono en que se encuentran han facilitando este tipo de actos criminales.
Por Camilo Vargas Koch
Una vez más se suma otro ascensor a la larga lista de ascensores saqueados para extraerles los metales valiosos y vender sus componentes de cobre de un enorme valor patrimonial a precio de chatarra por kilo. Este año ya fue saqueado el Ascensor San Agustín, que ya había sido victima en años anteriores, igual como el Asc. Cordillera, Asc. Reina Victoria, Asc. La Cruz, y anteriormente el Asc. Monjas, y varios otros más en las últimas décadas. Sin duda los casos del Asc. Perdices y Asc. Santo Domingo son, entre otros, los ejemplos más drásticos ya que fueron desmantelados por completo.
En esta ocasión fue la estación superior del Ascensor Mariposas la víctima, saqueada en una noche del último fin de semana. Se pierden varios componentes de la unidad de control fabricada por la empresa alemana Bergmann-Elekrizitäts-Werke en el comienzo del siglo XX (1905-1096) y componentes del motor marca Stigler.
Notable la ausencia del alcalde y de la Oficina de Gestión Patrimonial en prevenir la amenaza, jamás pensaron en tematizar la seguridad y la protección del patrimonio en conjunto con las Juntas de Vecinos, no existen líneas de trabajo serias en la materia, ni en prevención o en formación de los habitantes. Igualmente no existe un trabajo serio con las desarmadurias y los otros lugares que compran chatarra, para generar conciencia y evitar la compra de “chatarra” patrimonial.
Obviamente la demora en el proceso de la compra de los ascensores privados y el abandono en que se encuentran han facilitando este tipo de actos criminales. Pero no solamente en los ascensores privados y abandonados han ocurrido estos robos, sino también con los ascensores municipales. Hoy todos los ascensores no cuentan con algún sistema de seguridad básica, como sistema de alarmas, circuitos de tele vigilancia, etc., un ítem que tampoco aparece en los millonarios proyectos de recuperación del PRDUV (Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso) en los ascensores municipales. Ridículo, si uno considera los costos de estos sistemas de seguridad en comparación con la millonaria inversión efectuada en la recuperación de los ascensores municipales (Inversión PRDUV San Agustin 800 millones de pesos, Barón más de 1.000 millones de pesos).
La exigencia del Gobierno de comprar los ascensores privados sin compromisos, y manifestar que las personas y familias de los ascensoristas que habitaban en la mayoría de los casos las estaciones superiores de los ascensores deberían abandonar estos lugares, fue una muy mala idea que expone hoy a todos los ascensores privados al saqueo y demuestra una vez más un error sistémico que se ha cometido en todo el proceso de recuperación y puesta en valor de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad de la última década: olvidarse de las personas y los habitantes, y entender el patrimonio bajo un enfoque de reactivación económica dirigida solo al mercado turístico. Igual como en el caso de los pescadores de la Caleta Sudamericana que deben luchar por su permanencia en el Borde Costero de Valparaíso, mientras a una gran cadena de retail se le entregan todas las facilidades del mundo para instalarse en el puerto con su barbaridad arqutectónica.
Similar es el caso de los ascensores donde quedaron en el olvido los ascensoristas. Un proyecto integral de recuperación de la ciudad y sus ascensores debería haber articulado e integrado como un componente principal una visión antropológica del patrimonio. Es decir, los ascensoristas deberían haber sido una parte esencial del proyecto de recuperación de los ascensores de Valparaíso, no solamente la arquitectura y los sistemas mecánicos y eléctricos. Hoy de los más de 70 empleados de la Compañía de Ascensores quedan alrededor de cinco, la mayoría despedida y desalojada de los lugares que habitaban y cuidaban por décadas.
El Mercurio de Valparaíso informa que el proceso de compra se encuentra frenado ya que la Dirección de Presupuesto, estancada en la filosofía económica de la constitución política de los ochenta, aún mantiene reparos sobre la futura administración y los precios exigidos por los privados. Respecto al segundo reparo cabe señalar que el Estado estaría en todo su derecho de efectuar una expropiación.
Además apareció una medida cautelar interpuesta por el abogado del turista inglés que se accidentó en el año 2006 en el ascensor Espíritu Santo que impide hoy la venta de este ascensor. Todo esto en un contexto donde le quedan solamente 10 días al Gobierno para aprovechar los recursos asignados al Gobierno Regional para la compra de los Ascensores de Valparaíso (2.400 millones de pesos) antes que se cierre el año fiscal y que se devuelven los recursos no gastados al nivel central.
Aparentemente queda incumplida y nuevamente postergada la promesa presidencial de finalizar el proceso de compra en este año. La odisea sigue y mientras tanto la pérdida del patrimonio. Urge que el Gobierno logre tomar el primer paso y finalice la sufrida compraventa atrasada o tome el camino de la expropiación.
Ascensor